Pamplona (España), 28 de octubre de 2012. Se suceden a velocidad vertiginosa
con mucho vértigo los acontecimientos en torno a la cuadrilla de Revillita.
En esta ocasión, el protagonista es Apoderao, propietario del Holding
Apoderao Online Corporation, que vuelve a estar en todos los medios tras
hacerse público que no va a adquirir Microsoft, la mayor empresa del mundo
en el sector informático. Como el asunto es de máximo interés, he hablado
con el insigne gestor para que dé las explicaciones oportunas.
- Apoderao, tu nombre suena más que nunca en las tertulias económicas y
políticas de todas las radios y televisiones del mundo occidental.
- Es
algo que no puedo evitar, en mi calidad de empresario de éxito. Es que soy
muy grande, las cosas como son.
- Totalmente de acuerdo, incluso muchas veces me he preguntado cómo se
podría medir tu grandeza, porque no se me ocurren unidades en el Sistema
Métrico Internacional.
- Es
complicado, ya lo creo. Quizá podrías emplear el hectómetro cúbico, pero no
lo veo muy conveniente, porque luego el personal creería que nuestros
pantanos son muy pequeños, y tampoco se trata de alarmar a la población.
- Bien pensado. Antes de empezar con el tema de Microsoft, quiero dar un
breve repaso a la actualidad taurina. ¿Cómo valoras la temporada de
Revillita?
- El
maestro ha hecho una gran temporada, en línea con sus últimos años. Los
triunfos se han sucedido sin solución de discontinuidad.
- ¿Vais a torear en América?
-
Posiblemente no, porque preferimos descansar en invierno y acentuar la
preparación, pero si surge una oferta muy buena, no la descartamos de
antemano. Ahora bien, si no es para forrarme yo, no iremos a ningún sitio.
- Supongo que estás al tanto de las últimas declaraciones de Castañita, en
las que no habla muy bien de ti, Apoderao…
- Lo que
diga ese tuercebotas me importa lo mismo que las cacas del último camello
perdido en el pueblo más recóndito de Lérida.
- Castañita ha dicho textualmente: “Apoderao ha presionado con malas artes a
varios empresarios taurinos para que no me contraten, pues teme que le
dispute las palmas a Revillita. Estas actuaciones constituyen un acosamiento
laboral inadmisible y voy a entablar acciones judiciales con mis abogados
para solicitar indemnización por daños y fenicios. Le voy a crujir.” ¿Qué te
parece, Apoderao?
- No me
sorprende, es la eterna cantinela de Castañita, acusar con pruebas. Es
cierto que yo me he reunido con bastantes empresarios taurinos últimamente,
y que les he amenazado para que no contraten a ese muchacho, pero de ahí a
lo que dice Castañita hay un mundo.
- Pues a mí me parece lo mismo…
Cegatito, eso es porque no te sitúas en el contexto. Si lo piensas bien y
recapacitas, seguro que me das la razón.
- Ahora ya me pones en duda. ¿Cómo se te ocurrió la idea de comprar
Microsoft?
- Verás,
Cegatito, yo tengo un primo que es tonto.
- Lo mismo dice el primo de Zapatero.
-
Hombre, lo de mi primo no es tan grave, aunque reconozco que es tonto de
cojones.
- No entiendo qué tiene que ver eso con lo de Microsoft…
- Es
sencillo. Desde hace años, he tratado de colocar a mi primo en toda clase de
puestos, para que tenga un buen sueldo y se gane la vida, pero no sirve para
nada, el animal.
- ¿Para nada?
- Así
es, al final lo tuve que poner en una de mis empresas, haciendo
presentaciones de Power Point.
- Entonces está claro que es un cabestro de mucho cuidado.
-
Cierto, pero es que no hace bien ni eso. Fíjate que cualquiera prepara un
power point con unas fotos, unos gráficos de colores y se lo cree casi todo
el mundo, y el que no se lo cree, disimula y hace como que es tonto y le
engañan, pues bien, los power point que hace mi primo no se los cree nadie.
- Me lo pintas muy negro, Apoderao.
- Sí,
por eso pensé en comprar Microsoft para colocar allí a ese cenutrio, como es
una empresa grande y potente, seguro que ni este animal se la podría cargar.
Además, quiero potenciar la presencia de mi holding en Internet, es decir,
onlinemente.
- Eso está bien pensado. ¿Cuándo te reuniste con Bill Gates?
- Hace
un mes, le llamé y le dije que se viniera rápidamente a mi mansión de
Calasparra. No puso ningún problema, y el día siguiente se presentó allí y
nos vimos.
- ¿Cómo fue la reunión?
- Empezó
de un modo muy cordial, Bill estaba predispuesto a la venta. Recuerdo que me
dijo: “Apoderao, estoy cansado, aburrido de tratar todo el día con
informáticos. Es que son todos unos frikis y unos cabestros. Cualquier día
mando todo esto a tomar por culo y me retiro para siempre.”
- Vaya, me da pena ese hombre, tendrá todo el dinero que quiera pero si vive
rodeado de informáticos, su existencia tiene que ser penosa. Le resultará
difícil hablar con alguien inteligente.
-
Imposible, sin duda. A mí también me da pena, por eso le ofrecí comprar
Microsoft y de paso darle una buena paliza a alguno de esos cabrones, pero
las conversaciones no llegaron a buen puerto.
- Apoderao, he leído que tú querías pagarle con bonos de la deuda griega y
entonces Bill Gates se echó para atrás, quizá porque albergaba dudas
respecto al cobro.
- Sí, y
no lo entiendo, porque son bonos avalados por mí personalmente, y por lo
tanto tenía todas las garantías de no cobrar.
- Está claro que es un hombre conservador, hablando en términos económicos.
- No me
sorprende, para llegar arriba en el mundo de los negocios hay que medir muy
bien los pasos que se dan, e invertir siempre en asuntos que tengan buenas
perspectivas. Si no, es mejor mantener el dinero en algún paraíso fiscal,
como se ha hecho toda la vida.
- Así se habla. Tras la negativa de Bill Gates, supongo que no te quedarías
con los brazos cruzados.
-
Correcto, le dije que si no me vendía Microsoft por las buenas, posiblemente
lanzaría una OPA hostil, es decir, con hostilidad.
- ¿Cuál fue su reacción?
- Se
encogió de hombros y contestó: “Me da igual, para lo que me queda en el
convento…”
- No pareció importarle mucho.
- Lo
cierto es que estaba un poco pasota. Yo intenté convencerle para que
recapacitase, recuerdo que le dije: “Bill, animal, que estás perdiendo una
oportunidad de oro para ganar un buen dinero, no seas cabestro.” En
definitiva, apelé a su sentido común empleando argumentos de peso, pero mi
esfuerzo resultó baldío. Otra vez será, como dice el proverbio chino, “si
estás en la estación y pierdes el tren de las siete, vuelve dentro de un
rato y coge el de las ocho, gilipollas.”
- Apoderao, tras conocerse que la operación no terminó satisfactoriamente,
cundió el pánico en los mercados.
- Sí, la
Bolsa de Nueva York bajó varios puntos, y tuvieron que adelantar el cierre
en Tokio. Es lo que tiene mi holding, es tan potente que cuando estornuda,
los demás se cogen una pulmonía. Normal, la mayoría son de juguete.
- Más de una empresa se va a devaluar notablemente a raíz de todo esto.
- Me voy
a enterar, a ver si compro algo en condiciones. Si se pone a tiro la General
Motors, igual me animo, porque tengo varios Cadillacs y me han salido muy
buenos. No obstante, utilizo más el Rolls Royce porque a mi chófer le
resulta más cómodo y hay que tener sensibilidad con los capullos que
trabajan para uno.
- Qué bien hablas, Apoderao, da gusto oírte.
Me lo
dicen muchas personas, Cegatito, es obvio que para todo el mundo un rato
conmigo es una lección inolvidable. Y eso que ahora voy al ralentí, porque
hace un rato he estado jiñando en el campo de golf y creo que me he enfriado
con alguna corriente de aire. Por lo menos he hecho birdie, je, je…
- Apoderao, me conmueve tu precisión incluso a la hora de lanzar un torpedo
en posición de agachadito supino, está claro que no fallas nunca.
-
Posiblemente se debe a que también estoy superdotado intestinalmente, si me
permites el duodeno.
- Faltaría más, lo difícil sería encontrar un aspecto en el que no fueras
claramente superior al común de los mortales.
- Yo no
lo digo porque no soy importancioso, pero es algo que está en el ambiente,
sí.
- Apoderao, una vez abandonada la idea de comprar Microsoft, me preocupa el
futuro de tu primo, no sé si has pensado algo para él.
- No
lo tengo nada claro. Es que el pobre es gilipollas, para qué negarlo.
- Quizá podría tener futuro haciendo auditorías, al menos ahí trabajaría con
tuercebotas de su nivel y podría pasar desapercibido…
- Eso es
cierto, pero es un buen muchacho y tampoco quiero ofenderle, no sé. Qué mal
cuerpo tengo con todo esto. Me voy a tener que ir de compras, a ver si se me
pasa.
- Tal vez unos zapatos italianos de lujo, Apoderao…
- No,
cuando estoy bajo, compro una finca o alguna empresa de tamaño medio y me
vengo arriba.
Apoderao, te admiro con rendida exponenciación.
Lo sé.
(Fin). |