Pamplona (España), 8 de mayo de 2011. Se suceden a velocidad de vértigo los
acontecimientos en torno a la figura de Revillita. En esta ocasión, el
protagonista es su máximo rival y enemigo declarado, Castañita, que ha
saltado a los titulares de los medios tras haber sido demandado por la joven
holandesa Heidi Van der Flungen. Parece ser que Castañita mantuvo una
relación con Heidi hace pocos años, y es el padre del único hijo de Heidi,
llamado Castañita Chico. Tratándose de un tema que sin duda interesa a la
afición de los cinco continentes, he llamado a Heidi Van der Flungen para
aclarar todos los detalles.
- Heidi, en España todo el mundo habla de ti en radios y televisiones.
- Claro,
como no tenéis crisis, ni paro, ni políticos corruptos, de algo tienen que
hablar…
- Le has puesto una demanda por paternidad a Castañita.
- En
efecto, es el padre de mi hijo.
- ¿Estás totalmente segura?
- Por
supuesto, me cuadran las fechas de cuando estuvimos juntos. Además, se
parecen como dos gotas de agua de las que son muy parecidas.
- ¿Vas a pedir la prueba del ADN?
- Sí, la
he pedido para descartar cualquier tipo de duda que pueda haber, aunque si
ves las fotos de mi niño, resulta evidente quién es su padre.
- Vamos a contar cronológicamente los hechos, dime cómo conociste a
Castañita.
-
Fue en
2008, en Sanfermines. Tras terminar mis estudios de Arquitectura fui a
Pamplona con unas amigas para conocer esa fiesta tan famosa.
- ¿Habías estado antes en España?
- Sí,
había estado de vacaciones en varios sitios del Mediterráneo y Castilla.
- ¿Qué tal los Sanfermines?
- Me
pareció una fiesta muy bonita. Hay buena música, se come bien, y te dejan
aparcar en cualquier sitio.
- Supongo que viste algún encierro.
- Sí,
vimos el encierro los dos primeros días. Estuvo bien.
- No te veo muy entusiasmada.
- No
mucho la verdad, ya había visto encierros de los que hacen por la zona de
Valencia, y allí se pasa miedo de verdad. Esos valencianos están locos,
sueltan un toro solo, sin cabestros ni nada, y se pega un buen rato calle
arriba y calle abajo derrotando contra todo lo que ve. Comparado con eso, el
encierro de Pamplona me pareció un espectáculo light, muy bien organizado,
pero no asusta. El riesgo es mucho menor.
- Pues en Pamplona algunos corredores de encierros son famosos, incluso más
conocidos que los matadores de toros.
-
Normal, porque son de allí, y de un modo u otro, arriesgan algo. Pero tú
fíjate en un banderillero normal y corriente, no ya en un matador. Ese
hombre va hacia al toro a cuerpo limpio, pone las banderillas cara a cara y
se va del toro, algo mucho más complicado que correr en el encierro. Y ese
tío es banderillero porque no ha triunfado como matador, quedándose quieto
con un trapo en la mano, que es lo verdaderamente difícil: quedarse quieto
ante un toro que está solo y te ha cogido la matrícula, cuando lo razonable
es escapar a toda hostia.
- Veo que tú sabes algo de esto.
- Sólo
hay que fijarse un poco, Cegatito: para escapar, que en eso consiste el
encierro, vale casi todo el mundo. Para quedarse quieto, no sirve casi
nadie. Por eso los corredores del encierro van gratis y los matadores cobran
un buen dinero.
- Está claro que hay una diferencia grande.
- Así
es, comparar a un corredor de encierros con un torero es como comparar a un
taxista con un piloto de Fórmula 1. Si me doy cuenta hasta yo, que soy de
Holanda…
- Bien, volvamos al asunto que nos ocupa. Estabas en Pamplona por
Sanfermines y conociste a Castañita.
- Sí,
estaba en un bar y se me acercó.
- La primera impresión es la que cuenta.
- En
efecto, Castañita era de los pocos que no estaban borrachos, y eso me
pareció muy bien.
- Se cuida porque el toro no perdona.
- Como
debe ser. El caso es que comenzamos a hablar y yo cada vez me sentía más
cómoda con él.
- ¿De qué hablasteis, si puede saberse?
- Un
poco de todo, de nuestra familia, aficiones, etc. Me contó que le gustaba
mucho coleccionar sellos y cajas de cambio de tractores.
- Lo normal.
- Sí,
también era un chico que estudiaba mucho. Según me dijo, se sabe de memoria
todos los afluentes del Santiago Bernabéu.
- Eso es cultura general, de la que tan justitas andan las nuevas
generaciones.
- Ahí le
duele.
- Me estás contando cosas de Castañita que no me sorprenden en absoluto,
pues siempre he sabido que es un muchacho culto y preparado.
- No
sólo eso, también es un chico dotado con una sensibilidad extraordinaria.
Cuando me confesó que le da mucha pena Michael Schummacher porque nunca ha
salido a hombros por la Puerta del Príncipe, caí definitivamente rendida a sus pieses.
- No me extraña.
-
Entonces me propuso que fuéramos a pasar unos días a la mansión que tiene
Apoderao en Calasparra, así que el día siguiente cogimos el coche y nos
plantamos allí.
- Debe ser una casa impresionante.
-
Tremenda, tiene ocho pisos. Ese Apoderao es un magnate de los que ya no
quedan.
- Por eso está donde está.
- En lo
más alto, sí.
- De todas formas, es de dominio público que Apoderao y Castañita mantienen
unas relaciones pésimas, incluso con querellas en los tribunales. Me extraña
que Apoderao le deje la casa…
- No se
la deja, pero Castañita va cuando Apoderao está fuera, para jiñarse en las
alfombras y hacerle de rabiar.
- Eso está bien pensado. Prosigamos.
- El
caso es que la habitación que suele ocupar Castañita estaba en el piso
octavo.
- Ningún problema, seguro que en la mansión de Apoderao hay ascensor.
- Sí,
hay seis ascensores y otros seis de emergencia, pero no hicieron falta.
Castañita me cogió en brazos y me subió por las escaleras a toda velocidad.
Menudo animal.
- Siempre he sabido que está en forma. Total, que entrasteis en la
habitación rápidamente y estoy seguro de que allí se destató la pasión.
- No
exactamente. Va el tío y se pone a hacer flexiones, cuatrocientas seguidas
de un tirón. Me dijo que le gusta hacer ejercicio por las noches, y así
calienta un poco.
- Bien, una vez hechas las flexiones…
- Se me
acerca y me dice: “Heidi, me voy a pegar una ducha que no se la salta un
gitano.”
- Bueno, eso son cinco minutos.
- Pues
el tío estuvo en el baño tres cuartos de hora. Yo no sé si aprovechó el
viaje para jiñar a cámara lenta o cambió la fontanería del baño, pero se me
hizo eterno.
- Pero al final salió Castañita hecho un pincel, seguro.
- Así
es, salió que daba gusto verle, en pelotas, con unas chancletas de Barrio
Sésamo y una gorra de Vulcanizados Manolo que le trae buena suerte. Estaba
guapísimo, no voy a negarlo. Me cogió por la cintura…
- Ahora sí que empezó el lío, ¿verdad?
- Pues
no. Me miró fijamente y me dijo: “Heidi, ahora lo que me apetece es un
bocata de calamares de mil hostias. Me voy a la cocina a prepararme uno, ¿te
traigo algo?”. Yo le hubiese pedido un AK-47, pero cuando estás invitada en
casa de otro hay que saber adaptarse, así que le esperé en la habitación.
- Se fue, pero apuesto a que volvió raudo.
- Sí,
una hora después. Yo estaba viendo la teletienda, bastante aburrida, aunque
pusieron un anuncio de una tostadora multifunción muy interesante. Salía un chino que la
usaba para hacer tostadas y para planchar camisas. Anda que no tenía arrugas
el hijoputa.
- Cosas de chinos, pero lo importante es que llegó Castañita y…
- Me
cogió la mano, y con voz dulce, me dijo: “Me voy a lavar los piños con
Profident y luego me endiño un Listerine Acción Total que quita el sentío.
No me tardo.” Y otra vez al wáter el mamón. Yo me estaba empezando a
cabrear.
- Pues si que se estaba alargando la noche.
-
Bastante, Castañita se pegó media hora ahí encerrado, llegué a pensar que
tenía el Profident en alguna caja fuerte y no encontraba la llave o algo
así.
- Lo importante es que Castañita volvió y empezó lo bueno.
- No
exactamente. Se me acercó despacito andando muy sensualmente y me dijo al oído:
“Heidi, voy a ver unos dibujos animados del Pájaro Loco, hoy ponen el
episodio en el que le manga el coche al vecino y lo tira por un barranco.
Qué gracia tiene el mamón, me lo paso bomba. Luego nos vemos.”
- Vaya por Dios. Sin embargo, si Castañita dice que vuelve, es que vuelve.
-
Correcto, volvió una hora después. Me cogió con fuerza, me llevó a la cama y
empezó a justificarse.
-
Seguro que cumplió sensacionalmente.
- Así
es, Castañita se empleó a fondo en varios puyazos memorables, recargando con
fuerza y sin dolerse al castigo. ¡Cómo apretaba en todos los terrenos, el
animal! Reconozco que es un campeón.
- Por lo que dices, un amante excepcional.
- Sí, yo
soy muy joven y no tengo demasiada experiencia, pero te aseguro que de los
ochocientos amantes que he tenido, Castañita está sin duda entre los
setecientos noventa mejores.
- No podía ser de otra manera. Resumiendo, valió la pena esperarle.
- Por
supuesto que sí. Además tuve un despertar inolvidable, pues me encontré en
la mesilla una poesía que me compuso Castañita y es lo más bello que he
leído en toda mi vida. Aún la conservo.
- Por favor, recítala para que disfrutemos todos.
- Dice
así:
Título: “Heidi Van der Flüngen, tú lo eres todo para mí aunque no tienes
tractor”
Amor
mío, Heidi, tú eres lo más bonito de Holanda,
que es
la provincia más bonita de Bélgica,
a pesar
de lo lejos que está, hay que joderse.
Te he
visto amanecer en mis brazos tantas veces,
por
lo menos una,
y
entodavía no me canso.
quiero
decir que aún no estoy hasta los cojones de verte,
porque
yo tengo mucho aguante
y
sé convivir incluso con asiáticas, que sois las más raras.
Tus
ojos. Me miran tan sólo una fracción de metro cúbico
y
ya me estoy derritiendo, es tal la belleza de tu mirada,
la
suave expresión que me provoca ternura infinita,
y
ganas de abrazarte para fundirnos los dos en un solo ser
alejados
del mundanal ruidoso, que tanto me fatiga
los
tímpanos de Eustaquio.
No temo
al arácnido sucio y rastrero; tampoco al cocodrilo traidor,
oculto
bajo las aguas turbias para despanzurrarme;
ni
me da miedo el maligno Pepiño Blanco, capaz de hacerme
una
feroz campaña de prensa también para despanzurrarme,
aunque
yo no soy controlador aéreo; no.
No temo
a
ninguno de esos cabrones.
Lo que
temo es la distancia, Heidi, que un mal día
puede
separarnos, de manera que tú estés lejos de mí,
aunque
yo esté muy cerca de mí, que ahí no suelo fallar prácticamente nunca.
Ya te
vale, que tengo prisa.”
- Una poesía preciosa, no cabe duda de que Castañita tiene alma de poeta.
- Sin
duda, lo malo es que tras esa noche memorable, no le volví a ver.
- Desde luego que es un poco rara esa forma de despedirse.
- Los
artistas son así, no hay que darle más vueltas. Yo lo asumí con pena, pero
me volví para Holanda, y unos meses después nació Castañita Chico, que es lo
más grande que me ha pasado desde que tengo uso de manoplas.
- Tiene un gran parecido con Castañita, eso es indudable.
- Todavía recuerdo cuando
empezó a hablar, apenas había cumplido un año. Sus primeras fueron:
"Apoderao, mamonazo."
- Está claro que la genética no falla. ¿Dijo algo más?
- Sí, con mucha seriedad me
dijo "mamá, ponme en Las Ventas con seis de Miura, que del resto me encargo
yo."
- De tal palo, tal astillero. Ese niño va para fenómeno.
- Lo normal, siendo hijo de
Castañita.
- Has puesto una demanda por paternidad.
- Sí, me
parece justo que se reconozca ese derecho de mi hijo. Mira, si su padre
fuera un pelanas, yo me habría callado, pero creo que Castañita Chico tiene
que estar orgulloso de su progenitor, que es un gran torero y un artista
como la copa de un pino.
- ¿Le reclamas a Castañita alguna compensación económica?
- Sí,
algunas cosillas que me parecen convenientes.
- Por ejemplo…
-
Primero, un piso de 200 metros cuadrados en el centro de Madrid, en el
barrio de Salamanca.
- Un poco más y lo pides de 200 metros cúbicos…
- Así
es, prefiero vivir bien si me lo paga otro.
- ¿Qué más reclamas?
- Dos
abonos de sombra para San Isidro. Es que el sol me molesta bastante, porque
soy de piel blanca.
- ¿Algo más?
- Sí, un
Mercedes que no sea muy grande, para manejarme bien.
- El Mercedes es un buen auto.
- Yo
he tenido un Ford Fiesta y un Opel Astra, pero me gusta más el Mercedes,
tiene algo ese coche.
- Heidi, veo que tus peticiones son razonadas, pero a Castañita le van a
costar un dineral.
- No hay
problema, es un gran torero y gana abundante pasta. Esto para él no es ná.
- ¿Se han puesto en contacto vuestros abogados para tratar de llegar a un
acuerdo?
- Sí, ya
ha habido varias conversaciones y el acuerdo está al caer.
- Supongo que irás a vivir a Madrid lo antes posible.
- En
cuanto se arregle todo esto y termine los trámites, Castañita Chico y yo nos
trasladaremos a Madrid. Estoy buscando trabajo en algún estudio de
arquitectura o empresa de construcción, para trabajar en lo mío.
- ¿Cómo ves la rivalidad entre Revillita y Castañita?
- Me
parece inevitable, se trata de dos grandes toreros que arrastran multitudes.
Para mí es un choque de trenes similar a lo que pueda ser un Real Madrid –
Barcelona, por ejemplo.
- Existe un ambiente de enorme crispación entre los seguidores de ambos
diestros, al menos en
España.
- Puedo decirte que en
Holanda es parecido, quizá con algo menos de intensidad, pero el enfrentamiento entre
aficionados de uno y otro torero está preocupando a las autoridades. Incluso
el Ministro del Interior, Frank Pórresen, ha preparado a un grupo especial
de policías para prevenir los altercados que puedan producirse en la zona de
Amsterdam y alrededores, que es donde están los seguidores más ultras de
ambos toreros.
- Algo había oído. ¿Conoces personalmente a Revillita y a los miembros de su cuadrilla?
- No,
pero les he visto torear, he leído bastante sobre ellos y debo reconocer que Apoderao me parece
un gestor excepcional, creo que está llevando muy bien la carrera de
Revillita.
- Dicen que Apoderao está tocado por los dioses.
- No me
extrañaría en absoluto, pues sus logros empresariales superan todas las
marcas logradas por los seres humanos. Cuando publicaron que ha sido el
primero en fabricar calcetines con motocarro incorporado, quedé gratamente
impresionada.
- Sin duda es un invento que va a revolucionar el transporte urbano en los
próximos años.
- Ya lo
creo, aunque supongo que habrá que fabricar lavadoras más grandes.
- Eso lo tiene previsto Apoderao como que me llamo Cegatito, seguro.
- Por
eso está donde está.
- En lo más alto. Bien Heidi, ha sido agradable charlar contigo, te deseo
que todo se resuelva bien entre Castañita y tú, que es lo importante.
-
Gracias Cegatito.
(Fin)
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