Pamplona
(España), 17 de septiembre de 2008. En el Hotel Los Lebreles se celebran la
Jornadas Taurinas Siglo XXI, patrocinadas por El Corte Inglés y venga de
británicos. Se trata de un conjunto de conferencias magistrales, charlas,
coloquios con profesionales del sector y aficionados destacados, proyección
de vídeos de grandes faenas, etc. Tengo el honor de moderar un coloquio en
el que participan dos expertos aficionados, Niño de Ulloa Óptico y Lince de
Torrelodones, que me ayudan a perfilar la figura de uno de los diestros más
personales del panorama taurino, Revillita. Enorme expectación en la sala,
en la que no cabe un alfiler del tamaño de un tractor John Deere, con
presencia de conocidos taurinos. A continuación publicamos textualmente todo
lo que se habló en ese interesante coloquio.
-
Queridos amigos, me gustaría comenzar a analizar el toreo de Revillita
hablando sobre sus entrenamientos. Dicen que son durísimos, que no descuida
ningún aspecto para estar totalmente preparado.
- (Niño de Ulloa Óptico):
cuando yo competía en Tiro Olímpico de Espaldas, no empleaba dianas, sino
que solía entrenar con blancos humanos. Como se movían, mejorabas mucho la
coordinación neuromuscular. Ellos también.
- (Lince
de Torrelodones):
si tú no ves ni hostias.
- (Niño): Les poníamos
cascabeles.
- ¿Y no
se quejaban cuando les disparabas?
- (Niño): Al principio
bastante, pero luego se iban callando por sí mismos. De todas formas, el
entrenamiento era muy positivo.
- (Lince):
Yo escribí un poema a Revillita, después de verle entrenar en casa de Miura.
Decía así:
"Revillita, cuando toreas bien, disfruto mucho,
tanto
como cuando veo una película que me gusta mucho,
o leo un
tebeo que me gusta mucho,
o me
como un bocata que me gusta mucho,
por eso
me gusta que torees bien,
para disfrutar mucho."
- (Niño):
este Lince es un fenómeno. Compone unas poesías magistrales, huyendo siempre
de los efectismos. Fíjate que podría aprovecharse de que Torrelodones rima
con testículos e ir por el camino fácil, pero no, el tío hace unos poemas
realmente imaginativos.
-
Extraordinario, Lince. Con ese talento para escribir, el hecho de que no te
hayas dedicado a la poesía me parece un crimen, si me permites el
derramamiento.
- (Lince):
Lo pensé, pero disfrutaba con mi trabajo de calibrador de microscopios, y no
quise complicarme la vida.
- Pues
no creo que tu trabajo sea precisamente sencillo.
- (Lince): No es
sencillo, pero es tranquilo, y me explico: por ejemplo, si eres conductor de
autobús y te equivocas, puedes sufrir un accidente y hacerte mucho daño; sin
embargo, cuando yo me equivoco calibrando microscopios, lo único que suele
ocurrir es que no le detectan a tiempo el cáncer a unos cuantos, pero no
pasa de ahí la cosa.
-
Entiendo.
-
(Lince de Torrelodones): Además, en mi trabajo puedo hacer bromas como darle a cualquiera un hostión
con el microscopio en la cresta, y siempre hay algún médico cerca. Ponte a
hacer el indio con un autobús y verás en qué lío te metes.
- (Niño de Ulloa Óptico): Porque
los fabrican sólo para transportar y no están homologados para actividades
de esparcimiento. Hablando de bromas, cuando yo hacía Tiro Olímpico de Espaldas, me gustaba
apuntar hacia el público para darles un susto, pero no les disparaba casi
nunca.
- (Lince): Tú
eres un cachondo, has tenido que hacerlo pasar muy bien a tus compañeros de
entrenamientos.
- (Niño): Hombre,
estábamos un grupo de deportistas muy joviales, y siempre surgía la ocasión
de pasarlo bien molestando a los demás, pero lo tuvimos que ir dejando
porque la gente empieza a mirarte mal, como si fueras un gamberro.
- (Lince):
No te hagas el mosquita muerta, Niño, que tú has sido muy bromista. Recuerda
el mes pasado, cómo le tomabas el pelo al tío de la taquilla.
- (Niño): Eso no fue
ninguna broma, es que tenía que ir a la estación de autobuses, pero leí mal
algún letrero y aparecí en el Museo del Prado, y claro, como no avisaban de
nada por megafonía, me enfadé.
- (Lince): Es
algo que puede pasarle a cualquiera, si no tienes facilidad para orientarte.
¿Y te gustó el museo?
- (Niño): Me gustó el cuadro de
Las Meninges, de Velázquez, lo demás, ni fu ni fa.
-
Amigos, quisiera hablar del toreo a la verónica de Revillita.
- (Niño de Ulloa Óptico):
Puesto que sacas el tema, yo veo este año muy fuerte a Kimi Raikkonen.
- (Lince de Torrelodones):
Ya veo por dónde vas.
- (Niño): Los Ferrari están muy
evolucionados, corren que se las pelan.
- (Lince): Será
por el motor nuevo de ochenta cilindros.
- (Niño): Buen coche y buen
piloto, rivales difíciles.
- (Lince): Ese Rinconen lo que tiene es que es sueco, y los cabrones de suecos van muy bien
en hielo.
- (Niño): Pues como haga frío
hasta el final de la temporada, ya nos podemos despedir del título.
- (Lince): Por
mí, que gane cualquiera menos Hamilton.
- (Niño): Reconócelo, Lince, tú
no tragas a ese chico porque eres racista y no soportas a los putos negros.
- (Lince): No, yo
no tengo nada contra los negros, sólo soy racista con los autobuses.
- (Niño): Hombre, tú y
cualquiera.
-
Chicos, centrémonos en la tauromaquia y hablemos de Revillita...
- (Niño de Ulloa Óptico): Ése sí que es un
torero grande, porque ni es sueco ni ná.
-
(Lince de Torrelodones): Bien
dicho, a ver si en Copenhague encuentras un cabrón de sueco que toree como
Revillita.
- (Niño): No le aguantaría ni el
paseíllo.
- (Lince): Cuando
veo partir plaza a Revillita, con Expertillo, Subterráneo Pargen y Enanito,
mientras suena el pasodoble español, pienso que no se puede andar con más
garbo ni más chulería.
- (Niño): Yo andaría bien si no
me picase tanto el culo.
- (Lince): Eso
tiene que ser un virus, debes ir al veterinario cuanto antes.
- (Niño): A ver si me animo y
pido hora esta misma semana.
- (Lince): Dile
que te haga una resonancia, no vayas a tener algo magnético.
- (Niño): Puede ser. El otro día
dijeron en la radio que la mayoría de los problemas de salud tienen su
origen en la mente.
- (Lince): En ese
caso puedes estar tranquilo, tú nunca fuiste de masa encefálica.
- (Niño): Eso es verdad, a ver
si me he librao.
- (Lince): Dios
lo quiera.
-
Compañeros, creo que nos estamos desviando del tema. Me parece oportuno
analizar las intervenciones en quites de Revillita, opino que sus
chicuelinas tienen un aroma profundamente sevillano.
- (Niño de Ulloa Óptico):
ya que hablas de aromas, en mi casa tuve olores muy desagradables durante
bastante tiempo.
- (Lince de Torrelodones): Eso es porque no ves ni hostias y cuando ibas a tirar de la
cadena lo que hacías era levantar la persiana, cabestro.
- (Niño): Claro, para ti
es muy fácil porque tu váter es de los modernos y tiene pulsador, pero no
vayas de listo porque me han contado que más de una vez te equivocas y le
das al portero automático.
- (Lince): Lo hago queriendo, para comprobar que funciona y no se me queda fuera el butanero, que le tiene mucho apego a mi mujer.
- (Niño): Y te quita el
trabajo más desagradable.
- (Lince): También trae el butano de vez en cuando.
- (Niño): A ver si encuentras en
Copenhague un cabrón de sueco que te traiga el butano como los españoles, y
encima entretenga a tu mujer para que tú puedas ver el fútbol.
- (Lince): Eso,
ni lo han sabido hacer los suecos, ni sabrán. Cabrones.
-
Amigos, quisiera hablar de un tema ciertamente polémico, pero creo que es mi
obligación no eludirlo. Me refiero al toreo de muleta del maestro. Mientras
unos opinan que Revillita torea al natural con un sentimiento desgarrado,
otros pensamos que su toreo, no exento de pasión, es ante todo esencialmente
analítico y poderoso. Incluso los más osados lo definen como un toreo
pitagórico, tal es su precisión en el trazo.
- (Niño de Ulloa Óptico): Hombre,
Pitágoras tenía bueno lo de los catetos y todo eso.
- (Lince de Torrelodones):
A ver si encuentras en Copenhague un cabrón de sueco que sepa de catetos
tanto como Pitágoras.
- (Niño): Quita, para eso
hay que tener estudios o ser romano de toda la vida, como está mandao.
- (Lince): A mí, lo que me maravilla de los catetos es que los pones de cualquier
manera y siempre apoyan bien, no sé si me explico.
- (Niño): Te explicas
perfectamente, pero te entiendo mejor cuando estás callado.
- (Lince): Me refiero a que puedes poner los catetos como quieras y siempre forman un
ángulo recto de 90 voltios, aproximadamente.
- (Niño): Yo no esperaba menos
de Pitágoras.
-
(Lince): También es verdad.
-
Compañeros, nos estamos yendo por los cencerros de Úbeda, os insto a opinar
sobre cómo Revillita acaba con el cuadro cuando torea de muleta.
- (Niño de Ulloa Óptico): Ya que me sacas el
tema, te diré que yo he tenido que usar muleta varias semanas, debido a un
esguince de ciática que me hice andando por la calle, en un mal gesto al ir
a golpear a un guardia.
-
(Lince de Torrelodones): Eso es
mala suerte, ¿qué tal has quedado?
- (Niño): Bien, pero me pegué
tres horas en Urgencias hasta que me atendieron. Menuda bronca le monté al
de Recepción, y el tío ni se inmutaba.
- (Lince): Eso es
porque no ves ni hostias y le hablabas al perchero.
- (Niño): La verdad es que me
desahogué bien, como no me llevaba la contraria…
- (Lince): Eso es
lo bueno de los percheros, que les puedes decir lo que quieras y no se te
rebelan.
- (Niño): Y además sirven para
tropezarse sin riesgo, porque a ver quién es el guapo que se tropieza por
ejemplo con la locomotora del Ave.
- (Lince): Yo me
tropecé una vez con la catedral de Burgos, pero fue culpa del arquitecto
porque la pusieron mal, en mi modesta opinión.
- (Niño): Creo que la pusieron
en el centro de la ciudad para que la gente no tuviera que coger el coche,
de esa manera reducían el gasto de combustible.
- (Lince): Los
antiguos tenían menos medios que ahora, pero sabían hacer las cosas con
cabeza.
- (Niño): A ver si encuentras en
Copenhague un cabrón de sueco que sepa hacer catedrales en Burgos tan bonitas
como ésa.
- (Lince): Ni en
sueños, yo todavía no he visto ninguna.
- (Niño): Eso es porque tú no
ves ni hostias.
- (Lince): Mi
padre dice que tengo pocas dioptrías, pero que las tengo todas juntas donde
más molestan, en los ojos.
- (NIño): Tu padre es un fuera
de serie, las cosas como son.
- (Lince): Eso es
verdad, el tío lleva cobrando el PER desde el año ochenta y dos, y sólo
madruga cuando tiene que llevar el Mercedes a la ITV, porque no le gustan
las aglomeraciones.
- (Niño): Está aguantando como
un campeón.
-
(Lince): Fíjate, y todo para no quitarle el puesto de trabajo a nadie, es un hombre
muy solidario.
- (Niño): Lo que más me gusta de
Revillita es que no le interesan nada las cosas materiales, el tío es un
bohemio. Seguro que no sabe ni cuántas fincas tiene.
- (Lince): Eso es
porque no tiene ninguna finca.
- (Niño): Es igual, aunque
tuviera muchas, tampoco sabría cuántas.
- (Lince): Porque
es un bohemio.
- (NIño): Tú lo has dicho.
-
Caballeros, me parece oportuno profundizar sobre la capacidad técnica del
maestro. Me atrevo a decir que su poderosa muleta atrae a los toros como el
imán al hierro, y no exagero ni un helicóptero.
- (Lince de Torrelodones): No me hables de hierros, que el otro día mi mujer me
calentó el lomo con la llave de perro.
- (Niño de Ulloa Óptico): Pues le dices de mi parte que eso está muy feo, yo soy contrario al
maltrato animal.
- (Lince): Creo
que no le faltaba razón, porque le comenté que estaba pensando en comprar un
libro.
- (Niño): En ese caso no he
dicho nada.
- He visto muchas faenas de
Revillita, y puedo asegurar que me recuerda sobremanera a José Tomás.
- (Lince de Torrelodones): Yo tengo un vecino que es imbécil y siempre dice que no le
gusta nada cómo torea José Tomás.
- (Niño de Ulloa Óptico): ¿Y a qué se dedica semejante gilipollas?
- (Lince): Como
no servía para nada, al final se colocó en una empresa de Consulting, y hace
presentaciones en Power Point, con muchos colores y un montón de datos
falsos que se inventa su jefe.
- (Niño): Qué tragedia, tener
que hacer esas cosas para sobrevivir.
- (Lince): Pues
sí, qué le vamos a hacer.
-
Amigos, creo que hemos diseccionado con gran detalle la tauromaquia de
Revillita, arrojando luz sobre todos sus matices, pero tenemos que ir
finalizando este coloquio. Ha sido un placer hablar con vosotros, espero que
podamos repetir esto muy pronto.
- (Niño de Ulloa
Óptico): Por mí encantado,
Cegatito, he pasado un rato muy agradable.
- (Lince de
Torrelodones): Yo me
adhiero, como si tuviera adhesivo.
(Fin).
Niño y Lince, mano a mano
en el encierro de Pamplona.
|