(Crónica de
Cegatito de San Bernardo)
Domingo 11 de
junio de 2017. Plaza de Toros Monumental de El Montecillo, en Milagro (Navarra, España).
Noveno Enfrentamiento Intergaláctico del Milenio entre Revillita y
Castañita, organizado con lujo por Fernando León, empresario importante
especializado en grandes acontecimientos. Ganado de Santafé Martón, de
trapío espectacular,
bravísimo y noble, que permitió hacer el toreo puro. Plaza abarrotada con
espectadores llegados desde todos los puntos del planeta, con abundancia de
aficionados noruegos, pues no debemos olvidar que el Revillita Fan Club
cuenta con unos doscientos setenta millones de socios en Noruega. Muchos
seguidores también de Castañita, que se rompieron las manos aplaudiendo a su
ídolo. Me resulta difícil describir con palabras el derroche de arte que
hemos podido contemplar esta tarde. Para resumir, diré que Revillita ha
estado como se esperaba de él, vertical y mayestático, desgranando un toreo
excelso que nos ha encogido el corazón al recordarnos una vez más al
monstruo de Córdoba. Y frente a él, un Castañita magistral, profundo y
valentísimo, que ha corrido la mano con temple exquisito en pases tan largos
que parecían no acabar nunca. Tremendo su empaque ordoñista y admirable su
derroche de valor en todo momento. Cada vez que se enfrentan estos dos
superdotados, descubro nuevos matices en el arte de torear y me pregunto
hasta dónde es posible mejorar lo que ya parecía inmejorable, a la vez que
admiro su entrega absoluta a la profesión. No conocí la rivalidad entre
Joselito y Belmonte, pero creo que no debió ser muy diferente a la existente
entre Revillita y Castañita, que están haciendo evolucionar a la tauromaquia
abriendo nuevos caminos dentro de un clasicismo indiscutible.
No obstante,
debo mostrar mi preocupación porque veo cómo estos dos colosos arriesgan su
vida persiguiendo profundizar más y más en su arte. Yo me pregunto hasta qué
punto es necesario esto, pues tanto Revillita como Castañita han alcanzado
un nivel superlativo, y no tiene justificación alguna exponer de ese modo,
hasta traspasar sobradamente la frontera de lo razonable. Reconociendo que
ambos tienen un valor desmedido (eso nadie lo duda), me parece obligado
pedirles una vez más que se empleen con arrojo, no con temeridad. Y por si esto
no fuera suficiente para colmar las expectativas de los aficionados más
exigentes, además hemos disfrutado viendo grandes faenas de Fran Expósito,
Juan Gazpio, César Galarraga, Niño Barrabás, Mariano, Rafael Lara (Niño de
la Facultad), y un
chaval que viene apretando y se llama Juan Lara... no se olviden de ese
nombre, porque va a sonar mucho.
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