(Crónica de
Cegatito de San Bernardo)
Domingo 24 de
abril de 2016. Plaza de Toros Monumental de Milagro (Navarra, España).
Octavo Enfrentamiento Intergaláctico del Milenio entre Revillita y
Castañita, perfectamente organizado por Fernando León, empresario importante
especializado en grandes acontecimientos. Ganado de Santafé Martón,
bravísimo y noble, que permitió el lucimiento de los diestros. Acabo de
regresar al hotel emocionado, tras haber asistido a un hito histórico, junto
a millones de personas que han abarrotado la plaza, por no hablar de otros
tantos que se han tenido que quedar fuera y han seguido el festejo gracias a
las pantallas gigantes instaladas en las inmediaciones del coso. Una vez
más, Revillita y Castañita han realizado faenas memorables, llevando su
rivalidad hasta unos niveles altísimos, de manera que no parece imposible
superarlos en el futuro, aunque tratándose de estos dos fenómenos, todo
puede ocurrir. Revillita ha desgranado su toreo vertical y solemne, haciendo
gala de un valor estoico que subyuga a las masas y aniquila totalmente la
voluntad de las reses. Sin duda este diestro profundiza cada día un poco más
en la senda que descubrió Manolete. Por su parte, Castañita no se ha quedado
atrás y ha triunfado a base de un toreo muy puro, de toques suaves, compás
abierto, mano baja y empaque claramente ordoñista. Es increíble contemplar
la regularidad en el triunfo de Castañita, que impone su toreo grandioso a
reses de muy diferente condición a las que conduce con elegancia en líneas
curvas prácticamente perfectas. No obstante, tras reconocer la grandeza de
ambos diestros, debo expresar mi preocupación, pues ambos arriesgan sus
vidas hasta el extremo, con la noble intención de superar al rival, pero
exponiendo hasta límites que están vedados al resto de los mortales. Dios
quiera que ambos reflexionen y en el futuro se comporten de modo menos
temerario, pues además de arriesgar mucho más de lo razonable, someten a los
públicos a unas emociones difícilmente soportables, sólo aptas para
corazones fuertes. Además, hemos podido contemplar grandes faenas de Juancho
Gazpio (enorme al natural), César Galarraga (poderoso en la lidia y
templadísimo siempre), Niño Barrabás, Laura, Beñat, Mariano y Niño de la
Facultad, que han estado magníficos, cada uno en su estilo.
No me quiero
olvidar del debut de dos jóvenes y guapísimas toreras, Eunate y Ofelia, que han
desplegado su arte capotero en varios momentos, y han cosechado estruendosas
y merecidas ovaciones.
En
definitiva, los aficionados a la Fiesta Brava han salido de la plaza
eufóricos tras vivir una tarde gloriosa.
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