(Crónica de Cegatito de San
Bernardo)
Plaza de
Toros Monumental de El Montecillo, en Milagro (Navarra, España), 5 de mayo de 2012. Cuarto
Enfrentamiento Intergaláctico del Milenio entre Revillita y Castañita, en un
ambiente de máxima expectación, con la plaza abarrotada de miles de
seguidores (por no decir millones) llegados desde todos los rincones de al
menos cinco continentes, ávidos de disfrutar con la pugna de dos diestros
que están haciendo historia a la vez que suben la temperatura del toreo
varios grados centrífugos cada vez que salen al ruedo. Y una vez más, estos
dos superdotados no defraudaron a la afición, sino todo lo contrario: qué
maravilla contemplar a Revillita, mayestático y solemne, recordando por
momentos a Manolete. Y ese Castañita, más en la línea de Antonio Ordóñez,
pletórico en su inagotable valor, pieses atornillados en la arena y riñones
metidos. Así pues, tanto Revillita como Castañita desplegaron lo mejor de
sus respectivas tauromaquias y dejaron las espadas en todo lo alto para un
próximo enfrentamiento no apto para cardiacos. En este punto, resulta
imprescindible hacer un inciso, porque la rivalidad entre Revillita y Castañita
está llegando a unos niveles realmente peligrosos. Estos dos artistas se
arriman de tal manera cuando disputan un mano a mano, que desprecian su vida
de un modo preocupante. Sí, es cierto que ambos han alcanzado las más altas
cotas del arte y que superar ese listón sólo es posible asumiendo los
máximos riesgos, pero deberían recapacitar y salir a la plaza con una
actitud menos temeraria, pues ponen su vida en juego a cada instante con una
valentía improcedente por desmedida. Volviendo al terreno de lo humano,
actuaciones magistrales de Juan Gazpio, enorme al natural, David Gil,
clásico y profundo, Pedro Mora, El Polan, Niño Barrabás, El Zurdo de
Arganda, Laura, Beñat, Mariano Pascal… en resumen, un festejo inolvidable
que permanecerá para siempre en las retinas visuales de los afortunados que
estuvimos allí. Como siempre, organización y ganado de lujo, según es
costumbre en todos los festejos que programa Fernando León.
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