Entrevista (por Cegatito de San Bernardo).

 

 

Ludovic Carlsson Svenson, "Cegatito de San Bernardo", es el crítico taurino de mayor prestigio de España. Colabora habitualmente en la sección taurina de El Confidencial de Calasparra, y en varias webs de prestigio. Hombre de exquisito estilo literario y gran conocedor desde la infancia de los secretos del toreo, sus crónicas son referencia obligada para el que no tenga nada mejor que hacer.

 

Madrid, viernes 18 de agosto de 2017. He quedado con el gran diestro pamplonica Revillita en el Hotel Los Cencerros para hacerle una entrevista, pese a que no es muy dado a aparecer en los papeles, sin duda para evitar el acoso mediático. Es más, me atrevo a decir que las ocasiones en que ha comparecido ante la prensa son tan escasas que se podrían contar con los dedos de las uñas.  El Maestro llega puntual a la cita, con siete segundos de adelanto, quizá ocho. Viste impecablemente, con americana gris, pantalón negro y botas katiuskas verdes, adecuadas al verano madrileño. Camina con garbo y españolía, como es habitual en él. Tras los saludos de rigor, comenzamos a hablar sobre su trayectoria, sus ideas, la temporada de carreras de sacos, etc. Revillita es buen conversador, habla claro y reacciona con rapidez a mis preguntas. Se diría que lleva toda la vida contestando a los periodistas, o que me han traído a un doble, es igual, a mí me pagan lo mismo. El tiempo pasa volando mientras charlamos distendidamente y repasamos todos los aspectos de la actualidad taurina ante una botella de buen whisky.

- Me alegra verte, Revillita, tenía mis dudas sobre si podríamos celebrar esta entrevista. He oído que has estado ingresado.

- Sí, he estado bastante perjudicado, con un catarro considerable. La culpa es mía, porque suelo dormir con las ventanas herméticamente abiertas.

- En Sevilla corrió el rumor de que te habían herido en una pelea en la que discutiais si es más duro practicar halterofilia o llevar trenca en agosto.

- Eso es un infundio muy grande, un auténtico latifundio. No sé nada de esos temas, es más, yo nunca he coleccionado sellos, por tanto, poco puedo saber sobre halterofilia.

- Pienso que el asunto queda sobradamente zanjado. Vamos a lo que nos interesa, ¿cómo empezó tu afición a los toros?

- Mi padre es muy aficionado y gran seguidor de Curro Romero. Además,  a mi madre y mis abuelos también les gustan mucho los toros, así que no fue difícil que yo me interesara por el toreo. En casa había muchas revistas y libros taurinos y quieras que no, las vas hojeando desde chico y te aficionas.

- ¿Qué tal encajaron tus padres la idea de ser torero?

- No muy bien, la verdad. Yo me pasaba todo el día entrenando, toreando de salón, y mis padres estaban cada vez más preocupados porque conocen el riesgo que tiene esta profesión. Un buen día, mi padre cogió el bate de béisbol que utilizaba en las reuniones de vecinos y me dio una paliza bastante seria. Cuando terminó, me dijo: "esto no es nada comparado con lo que hacen los toros, así que deja de hacer tonterías y dedícate a algo con futuro, que pareces bobo." Comprendí que me había dado esa tunda desde el respeto y la solidaridad, así que no me enfadé con él, y en cuanto salí del hospital procuré por todos los medios abandonar la práctica del toreo y ser un aficionado más. Pero estaba desorientado, no conseguía centrarme de ninguna manera. Incluso fui un día a una charla sobre la Alianza de las Civilizaciones que impartía un vecino mío que es medio tonto. No veas la de idiotas que conocí allí, fueron tiempos muy duros.

- Pero algo pasaría, Revillita...

- En efecto, no es fácil quitarse el veneno de los toros, y menos en mi caso, que tengo una afición desmedida. Volví a entrenar y a intervenir en todas las tientas y capeas que tuve a mi alcance, y cuando me vi más preparado que nunca, le dije a mi padre: "voy a ser torero, te guste o no, mi decisión es irrespirable." El hombre entendió que yo iba en serio, y desde entonces no puso trabas a mi carrera taurina.

- Revillita, ¿qué tal te ha tratado la prensa? Lo digo porque existe la creencia de que entre los críticos taurinos hay bastante corrupción, y que es habitual en ellos aceptar sobornos.

- Celebro que me preguntes sobre este asunto, por más que sea espinoso y desagradable. Vivimos en una sociedad cada vez más vacía de valores, más descreída, y mucha gente sólo es capaz de pensar mal. Se habla de sobornos a los críticos taurinos, de cine, comentaristas deportivos, etc. Se está llegando a tal punto de desconfianza que algunos ya no se fían ni siquiera de los políticos, ni de los constructores, con todo lo que estas personas hacen por nosotros... pero se equivocan. Sobre lo que a mí respecta, para zanjar el tema, debo decirte que todos los críticos a los que ha sobornado mi apoderado son de una honestidad intachable.

- ¿Cuáles son tus toreros preferidos, a quién te gustaría parecerte?

- Afortunadamente ahora hay grandes toreros, siempre los hubo. De los que yo he visto, el que más me llega es Morante, ése es un genio distinto a todos. También me gustan mucho José Tomás y El Juli, dos fenómenos. Otra cosa es lo de parecerse a uno o a otro, eso es imposible porque delante del toro cada uno hace lo que siente, ahí no se puede fingir ni actuar. Sin embargo, me dicen que tengo un aire a Enrique Ponce en la manera de sonarme los mocos.

- ¿Cuántas veces has ido a torear a América?

- Buff, así de momoria me resulta difícil recordar la cantidad de veces que no he ido a América, este año tampoco. Pero es una afición entendida y tengo ganas de que me vean allí lo antes posible, porque puedo sorprender. A ver si de una vez me contrata el empresario de la Monumental de México, aunque no lo veo muy factible, porque ése tiene menos detalles que el salpicadero de un Seat Panda.

- Revillita, tienes un buen grupo de seguidores y también muchas fans, la mayoría muy guapas, por cierto.

- Hombre, uno lleva tiempo en esto y es lógico tener seguidores, porque creo que siempre me justifico, sobre todo cuando no voy. Respecto a las fans, no es que sea un forracarpetas, pero es cierto que tengo unas cuantas, y algunas son todavía más bellas que Mari Encarni Gómez-Cencerro, que es tan guapa como un frigorífico visto por detrás.

- Incluso entre los jóvenes tienes mucho cartel, por lo que he podido comprobar.

- Es verdad, y eso que ahora la juventud anda algo confundida, parece que no tienen claro qué camino seguir en la vida. Se me cae el alma a los pieses cuando veo a esos chicos todo el día jugando con el móvil o la consola. Me fijo en ellos y me pregunto: ¿Es que no saben esas criaturas lo que es una moto, no les interesa la rumba, el fútbol, las carreras de sacos? No sé, con gente tan desorientada podemos acabar de cualquier manera, sin embargo, todavía quedan chavales sanos, que se interesan por las cosas que de verdad valen la pena. Sí, entre estos chicos tengo bastantes seguidores, gracias a Dios.

(En este momento intuyo que la nostalgia y el desánimo hacen mella en Revillita, temeroso quizá de que las nuevas generaciones no logren encontrar el rumbo, así que cambio rápidamente de tercio).

- Maestro, me consta que eres un hombre polifacético y que te has dedicado a otras actividades.

- Sí, aunque mi mayor ilusión ha sido siempre el toreo, he procurado hacer cosas en las que también soy bastante bueno. De chaval jugaba al fútbol, y te diré una cosa: si no fiché por el Real Madrid fue solo porque era muy malo, que si no...

- Te llevarías un buen disgusto, sé que eres madridista hasta la médula.

- Por supuesto, seré del Real Madrid hasta que me arrastren las mulillas. Hala Madrid y nada más.

- Como debe ser, maestro. ¿Qué más cosas hacías de chavalillo?

- Corría en moto y participé en varias carreras de velocidad, pero algo me faltaba porque veía que me cronometraban las vueltas con calendario, así que lo dejé, aunque cojo la moto de vez en cuando para matar el gusanillo. También me inscribí en un campeonato de puenting sin cuerda, pero yo salía el tercero, y tras ver cómo quedaban los dos primeros, pensé que allí no pintaba nada. Pero, en definitiva, me considero un hombre de variados registros, en cierto modo renacentista, como los grandes artistas Boticcelli, Rafael o Leonardo di Caprio.

- ¿Es cierto que dominas varios idiomas?

- Sí, hablo bastante bien en abulense, aunque lo escribo peor, y desde hace unos meses estoy aprendiendo una de las variantes del chino mandarín, la que hablan en la zona de Barbate y Sanlúcar de Barrameda.

- Me impresionas, matador. El abulense tiene fama de ser muy complicado, pero dicen que el chino mandarín es dificilísimo.

- Sí, es muy difícil, o como dicen ellos, "ongi etorri".

- ¿Qué tipo de toro se adapta mejor a tu toreo?

- De momento ninguno, pero esto es algo que puede cambiar cualquier día.

- ¿Cuántas fincas tienes, si no es indigestión?

- Un momento... (Revillita eleva la vista hacia el techo mientras hace la cuenta mentalmente)... si no me equivoco, fincas, lo que son fincas, tengo una o ninguna, echando por lo alto.

- He visto casos de personas que han triunfado en el mundo del toro, del deporte, etc., y no lo han sabido asimilar. Supongo que no debe ser fácil vivir en el éxito, estar todo el día en la cresta de la ola.

-Yo también lo supongo.

- En el mundillo taurino se valora que llevas muchos años con la misma cuadrilla.

- Para mí es fundamental rodearme de banderilleros con valor y conocimiento, buenos toreros en definitiva. Expertillo es un torero muy poderoso con el capote, un gran lidiador, sobre todo cuando no está borracho. Enanito está considerado como uno de los mejores banderilleros del Psiquiátrico, y Angelito Pargen "El Subterráneo" es un experto en saltos hacia abajo, lo cual agrada y enerva a los públicos. Sí, puedo decir sin miedo a equivocarme, que tengo una gran cuadrilla.

- Ahora que sacas el tema de Angelito Pargen "El Subterráneo", debo decirte que cada vez que recuerdo la cogida que sufrió en Huarte en el año 2006, se me ponen las gallinas en piel. Fueron escenas sobrecogedoras que quisiera no haber vivido.

- No me extraña, pero Angelítico es un pura sangre, y se levantó sin mirarse, y no quiero pasar por alto un tema sobre lo que comentabas acerca de mi cuadrilla. Cuando Pargen fue cogido, el primero que se lanzó con el capote a quitarle el toro fue Expertillo, que estuvo cumbre. Y el que le ayudó a levantarse rápidamente fue Apoderao, que llegó antes que las rebajas de enero. Y mientras tanto, Enanito y yo nos descojonábamos a la vez tras la barrera en perfecta sincronía, con una coordinación impecable, como si lo entrenásemos todos los días. Por eso recalco la importancia de tener una cuadrilla bien compenetrada, porque la sinergia de grupo incrementa de forma considerable la valía intrínseca de cada uno de sus miembros, mayormente.

- Tienes razón, torero, pero yo creo que Angelítico Pargen a menudo desprecia el riesgo de un modo excesivamente excesivo, si me permites el estupor.

- Me alegro de que lo digas de un modo tan contundente, yo también se lo he comentado varias veces pero es igual, este tío no cambia, será así hasta que lo lleven a la estantería. Yo le admiro porque es valiente a carta cabal, y también porque mientras está en el suelo no hace gráficos con la hoja Excel, pero creo que arriesga demasiado.

- Quiero apuntar el hecho de que a pesar de ser un torero veterano y curtido en mil batallas, se mantiene estupendamente, parece que los años no pasan por él.

- Es verdad, Cegatito, como dicen los fontaneros, el que tubo, retubo.

- Siempre me ha chocado que llevas en tu equipo un gurú, José Antonio Fernández, el mítico "Asesino Pelines", conocido por ser el mayor depredador de jabalíes de Navarra. Francamente, no entiendo qué pinta un gurú en tu cuadrilla.

- Yo tampoco, pero cuando vi cómo dispara, pensé que prefiero tenerlo de mi parte.

- Tu razonamiento me parece irreprochable desde el punto de vista de la propia supervivencia, pero se supone que un gurú debe dar consejos, ser un apoyo psicológico.

- El día que le hagamos caso a Pelines, acabamos todos en la cárcel.

- Salta a la vista que formas con tu cuadrilla un gran equipo, si me aceptas el símil, como las piezas de un motor de Fórmula 1 perfectamente engreído. ¿Qué tal trabaja tu apoderado?

-Mikel Rodríguez "Apoderao" ha sido todo un hallazgo, el hombre que necesitaba para gestionar mi carrera de la mejor forma posible. Se ha revelado como un gran gestor, y aunque tiene muchas ideas innovadoras y una gran capacidad de improvisación, ante todo trabaja con disciplina encomiable. Muy pocas veces lo verás cocido antes del mediodía. Para rematar, te diré que nunca me ha puesto con toros a contraestilo.

- Es que no te ha puesto en ningún sitio.

- Es igual, tampoco hay prisa.

- También cuentas con un Team Manager, Sergio Pérez, "Guitarrones".

- Sí, Guitarrones es un hombre muy inteligente, y además tiene una gran intuición. Éste ve un camión de bomberos corriendo a toda velocidad con la sirena sonando a tope, y te dice sin darse importancia: "posible incendio". Ahí queda eso.

- Canastos, Revillita, compruebo que Guitarrones tiene una visión de futuro al alcance tan sólo de unos pocos privilegiados, pero también me consta que es un excelente guitarrista.

- Cierto, sobre todo es un gran músico, muy del gusto de las élites. Si continúa evolucionando, Guitarrones va a terminar al nivel de Georgie Dann, no te quepa duda.

- Siempre he admirado a las personas con dotes musicales. Yo soy un negado para la música, tengo un oído malísimo, apenas distingo los graves de los leves.

- Tranquilo, Cegatito, tú compensas la falta de oído con la vista, porque tampoco ves ni hostias.

- Hemos analizado a tus hombres de confianza pero aún no hemos hablado de José Mari Alonso "Tachenko".

- No, de ése mejor no hablar.

- El otro día estuve en Triana, donde La Anselma, y comentaban los aficionados que próximamente habrá cambios en tu cuadrilla de modo que aumentarán las responsabilidades de tu sobrino Belloterito.

- No sé cómo lo haces, Cegato, pero siempre estás donde salta la noticia. Quería mantenerlo en secreto porque todavía no se me había ocurrido, pero si tú lo dices, algo habrá.

- ¿Y qué tal anda el chavea?

- Hombre, aún es pronto para hacer pronósticos, pero yo le veo condiciones. Es un chaval muy inteligente, el más listo de la familia, cosa nada fácil porque somos bastante lumbreras. Sin ir más lejos, mi hermano Álvaro, con tan sólo cinco años hacía mentalmente multiplicaciones con cantidades de seis cifras, ¿qué te parece?

- Me parece increíble, no salgo de mi escombro. ¿Y no se equivocaba nunca?

- Se equivocaba siempre, no daba una, si no, habría sido un genio.

- Maestro, entonces habría salido a tu padre, "El Niño de Mingorría", se cuenta que ideó un método para ahorrar energía en las calderas de la calefacción. ¿En qué consistía?

- Cerraba la válvula del gas y a tomar por culo. Es un lince.

- Qué cosas tiene la genética, en tu familia se agolpa la inteligencia y sin embargo hay personas que para abrir una lata de cerveza, tienen que leer las instrucciones.

- Que dejen unas cuantas latas de cerveza en mi casa y ya verás lo que duran sin abrir.

- Correcto. Sabemos que te preparas de forma muy metódica durante todo el año.

- Correcto. Un torero debe estar siempre en forma, física y psíquica, ya que el toreo es en esencia un combate con el toro, aunque los buenos toreros ocultamos la lucha bajo el arte. Yo entreno a diario, toreo de salón, gimnasio, correr, mucho campo, faenas de tienta, etc. Hay que estar todo el día pensando en el toro, porque ése detecta en seguida si no estás preparado, o si te has pasado la noche anterior bombeando con la vecina del Sexto C, por poner un ejemplo de cosas que me han contado que hacen otros.

- ¿Y no desconectas nunca? Porque esa vida tiene que ser durísima.

- Sí, procuro desconectar de vez en cuando. Suelo dar una vuelta seis o siete noches por semana, pero controlando, siempre me acuesto antes de las once de la mañana. Y el whisky, ni probarlo después del octavo cubata, que luego hay que volver a casa conduciendo.

-Tus palabras me reconfortan, Revillita. Conozco varios toreritos que no han salido del cascarón y se creen Antonio Ordóñez, y por supuesto, no entrenan ni diez veces más que tú.

- Mira, aquí hay que cuidarse y entrenar a tope cada día, si no, el toro no perdona. Vamos a acabar esta botella, no se vaya a calentar.

- Siempre estás en plena forma, delgado, sin un gramo de más. Seguro que sigues una dieta especial.

- No se te pasa una, Cegatito. Desde hace años me supervisa el Doctor Grijando Moor, que es el mismo que ha preparado la dieta a Montserrat Caballé, Demis Rusos, King África, etc. Me ha diseñado un plan de nutrición muy estricto, hoy por ejemplo me toca comer un bocadillo de lentejas con cáscara de naranja y kiwi, todo junto. Te parecerá extraño, pero es la mejor forma de asimilar el hierro y las vitaminas de forma simultánea.

- ¿y qué tal sabe?

- Ni idea, cualquiera se come esa mierda, quita, quita.

- Maestro, entiendo que la preparación es primordial, pero tú no estarías donde estás si no tuvieras un conocimiento exhaustivo de todo tipo de reses, me atrevo a afirmar que tu intuición es sobrehumana, si me permites la menstruación.

- Lo reconozco, en cuanto el toro sale del chiquero, me basta con observarlo tan sólo unas décimas de segundo para captar sus intenciones, y pienso: "este cabrón me quiere coger, seguro". Pero no creas que únicamente me apoyo en mi instinto, me considero un gran estudioso del toro, porque aquí todo nace del trabajo diario y la entrega absoluta a la profesión.

- Recuerdo la frase del gran Domingo Ortega, que decía que el toreo consiste en llevar al toro por donde no quiere ir.

- Coincido en lo esencial con el maestro, no fue tantos años figura del toreo por casualidad. Sin embargo, lejos de enmendar la plana a ese gran torero, yo añado que el toreo también consiste en que el toro no te lleve a ti a donde tú no quieres ir, a la enfermería. Eso lo llevo a rajatabla.

-Lo he visto, Revilita, lo he visto y doy fe. Siempre has tenido un cerebro privilegiado, en el ruedo procesas información a velocidad de vértigo.

- Está mal que yo lo diga, pero sí, creo que tengo la cabeza para algo más que para separar las orejas.

- ¿Haces algún tipo de entrenamiento mental, "Advanced Méntal Training", como decimos los que no hablamos inglés?

- Es uno de mis secretillos, pero no me importa contártelo a ti, porque tenemos confianza y porque sé que no te lee ni tu padre. En efecto, hago ejercicios para potenciar la capacidad de reacción, la memoria y la asociación de eventos. También estoy aprendiendo a tirar piedras con la mano izquierda. Como ves, no paro.

- Maestro, es posible que el triunfo y la gloria te compensen de todo tipo de esfuerzos, pero el proceso creativo exige una entrega constante y desmedida, modestamente opino que incluso para un artista como tú, tanta dedicación tiene que resultar asfixiante, y conste que te lo digo con conocimiento de causa.

- No puedo negar que en ocasiones, tras acabar una faena, me he sentido desfondado, como si un inmenso vacío me estallase el pecho en toda mi pulmonería... reconozco que son momentos en los que te planteas muchas cosas.

- ¿Y cómo logras superar esa sensación tan hiriente, tan abrumadora?

- Pongo Barrio Sésamo y me olvido.

- Sin duda eres un hombre de recursos... sé de buena tinta que tu círculo de amistades es muy selecto.

- No me gusta presumir, no obstante trato de rodearme de personas creativas, que te aporten algo, artistas, pensadores, gente que estudia Filosofía y chorradas inútiles de esas.

- Me admiran tus planteamientos, matador. Aunque vives rodeado de grandeza, no eres en absoluto importancioso.

-  Cualquier día de estos te regalo un diccionario, y otro para mí.

- Maestro, en tus comienzos destacabas con la muleta en la izquierda, sin embargo en las últimas actuaciones te has revelado como un capotero formidable.

- Es lo que te decía, Cegatito. Todo surge del entrenamiento, es la base sobre la que construyes y depuras tu estilo. Yo no era muy bueno con el capote, pero le he dedicado tantas horas que he superado a mi toreo de muleta. Y eso no era precisamente fácil, si me permites la evaporación.

- Eres un perfeccionista.

- La perfección no existe, siempre te quedan cosas por mejorar. Por ejemplo, yo estoy tratando de aprender a pintar con las orejas.

- ¿Y qué tal te desenvuelves?

- De momento sólo he conseguido joderme las gafas y poner como un Cristo las paredes de mi casa. Más vale que hacía falta pintarlas...

- ¿Qué me dices de las banderillas?

- En muchos bares de San Sebastián ponen unas buenísimas, yo voy a veces con los amigos a tomar unos pinchos.

- No me has entendido, torero, quizá he pronunciado "banderillas" con "h" intercalada y te he inducido al error. Me refiero a las banderillas toreras, al segundo tercio. Aunque eres un gran rehiletero, no te prodigas demasiado.

- La verdad es que no. Cuando tienes en la cuadrilla banderilleros como Pargen o Enanito, sabes que el espectáculo en el segundo tercio está asegurado.

- Pues casi nunca las clavan en el toro, y te lo digo sin ánimo de interpolar.

- Precisamente por eso, más a mi favor. Hombre, si vas a mirarlo todo con lupa... Cegatito, tú sabes que el arte está muy por encima de cuestiones numéricas, a mí me da igual si ponen las banderillas con un error de seis o siete metros cuando veo que ejecutan el par con arte, gustándose, saliendo de la suerte con chulería, a pie o a gatas como Pargen, pero siempre sintiéndose toreros.

- Ahí sí coincido contigo, Maestro, porque soy partidario de enfocar la lidia como una actividad artística global en sí misma, quizá más centrípeta que centrífuga, no sé si me explico.

- Perfectamente, te he entendido todo menos la última media hora.

- Observo que das una gran importancia al entrenamiento, a la mejora continua de cada detalle. Sin embargo, quisiera apuntar que todo eso no te convertiría en gran torero si no tuvieras unas condiciones innatas excepcionales. Dicho de otra forma, el torero nace y se hace, y a los hechos me asimilo.

- Yo también lo creo así. Posiblemente cada persona tiene unas cualidades adecuadas para triunfar en determinado trabajo, pero hay que descubrirlas, hay que saber para qué vales y para qué no vales. Y por supuesto, no dedicarte a aquellas cosas que no están hechas para ti. Como decía mi abuelo Alejandro "El Cerillas": "el que sea feo, que haga los recaos de noche".

- Curioso apodo el de "Cerillas". ¿Por qué se lo pusieron?

- Nunca lo he sabido, pero honestamente, me temo lo peor.

- ¿Qué planes tienes para la próxima temporada?

- Si quieres saberlo con exactitud deberías hablar con Apoderao, estos días está de vacaciones, pero lo sueltan, quiero decir que viene antes de final de mes, porque no le han podido probar nada.

- Maestro, muchas veces te he observado antes de que saliera tu toro, dando lances al viento con estilo y sabor admirables, y he dicho para mis adentros: "eso está muy bien, pero hay que hacérselo al toro, capullo". Sin embargo, instantes después, al irrumpir el animal en el ruedo, has vuelto a ejecutar esos mismos lances, exactamente iguales, como si la amenazadora presencia del morlaco no supusiera para ti la menor inquietud, como si la promesa de muerte que anuncian sus astas no te preocupase lo más mínimo. Entonces no he pensado que tienes un gran conocimiento de la profesión y dominas todos los registros de la lidia, que es cierto, sino que he comprendido que el toreo brota de ti  con pasmosa naturalidad, como brota el agua del manantial o la llama del fuego; me he dado cuenta de que todo tu ser constituye una generosa fuente del toreo más puro y prodigioso que puede verse en la actualidad, y me he sentido afortunado por ser testigo de cómo tu arte traspasa los poros de tu piel y riega la arena de los ruedos españoles, no sé cómo lo ves tú, torero.

- Eso mismo.

- Aunque todavía te queda mucho camino por recorrer, me gustaría que hicieras balance provisional de tu brillante carrera, Revillita. Son tantas las faenas inolvidables que no has hecho ni por asomo, que me gustaría que me hablases de ellas.

- Mira Cegato, tú sabes que desde mis comienzos en el mundo del toro, siempre he tratado de torear con la mayor profundidad posible, pero necesito un toro bravo y repetidor, que soporte el toreo por bajo. Cuando me sale ese toro soy capaz de lo mejor.

- Son tantos años viéndote torear, que estoy hasta los cojones.

- Cegatito, si no fuera porque te conozco, diría que sabes un huevo de toros, bandido.

- Maestro, mi obligación profesional me obliga a tratar un tema desagradable pero que no puedo eludir dada la dimensión que está alcanzando: me refiero a las declaraciones de Castañita, que habitualmente descalifica tu toreo, insulta a Apoderao, dice que le has vetado en varias plazas, etc.

- Yo no puedo decir nada malo de Castañita, es un buen torero y lo considero un compañero y un rival más. Y por supuesto, no le he vetado en ningún sitio, ni tengo inconveniente en torear con él, mano a mano o en terna.

- Sin embargo, los triunfos de ambos os han situado en un lugar privilegiado, al tiempo que el número de vuestros respectivos seguidores ha aumentado de modo exponencioso y ya se han producido algunos enfrentamientos entre miembros de ambos grupos, que defienden apasionadamente cada uno a su torero. Pese a que soy optimista por naturaleza, me preocupa que la situación origine serios problemas de orden público.

- Por mi parte, quiero resaltar que no tengo ningún problema con Castañita ni con sus seguidores, y no pienso hacer ni decir nada que contribuya a generar polémicas, pues como sabes, yo nunca he sido de generar.

- Totalmente de acuerdo, torero. Revillita, sé que vives para el toro, que necesitas torear tanto como respirar, que no concibes tu existencia si no es arriesgándola gallardamente ante los toros, pero llegará el momento en que quieras descansar, como les ha ocurrido a las grandes figuras del toreo, ¿qué planes tienes para cuando llegue ese día, que deseo lo más lejano posible?

- Es cierto que llegará ese día, y trataré de adaptarme lo mejor posible a una vida más normal. Pienso que me dedicaré a enseñar a los chavales que empiezan, para que puedan incluso superar las cotas que yo he alcanzado y dediquen su arte a engrandecer cada día un poco más a nuestra España.

- Eso está bien para crear riqueza que repercute en los ciudadanos, y alabo tu espíritu solidario, pero quizá añores el calor del público, las aclamaciones, etc.

- Creo que en eso no voy a tener el menor problema.

- ¿Estás seguro, o es un supositorio?

- Tranquilo, Cegatito, sabré adaptarme.

- Recuerda que la afición no te va a olvidar fácilmente. Ellos te han visto triunfar en plazas de la importancia de Villaconejos, Escalerillas, Matalascabras, etc. Puedes estar seguro de que tu nombre estará durante muchos años en la mente de los aficionados.

- Por mí encantado, siempre que no vengan a pedirme dinero.

- Maestro, llevamos un buen rato hablando y debo poner fin a la entrevista. Te deseo lo mejor para las próximas temporadas.

- Muchas gracias a ti, Cegatito, y a la afición. Nos vemos en la plaza.

(Fin).